El Domingo antes del programa estaba excesivamente eufórico. Me temblaba el cuerpo. Creo que mi cuerpo segregó más endorfinas de la cuenta y reconocí en mí esa sensación tan alucinante de felicidad contenida que uno siente antes de una gran celebración. Granjero Busca Esposa ha dado sentido a mis últimas semanas y ha colocado al Domingo a la altura de los Viernes. Antes de ayer sentí la ceremonia de GBE en todo su esplendor. Los previos, la preparación y los nervios entraron en comunión con una paz interior casi orgásmica. Creo que me puse ciego y prometo que no tomé ni fumé nada. Fue un globo granjero, un sopapo de aire fresco provocado por los momentos vividos. Las primeras imágenes, las del previo “En programas anteriores” me parecieron vibrantes y excelsas, como cuando tu serie favorita cambia de temporada y los guionistas americanos hacen esos resúmenes increíbles. Rememoré excitado toda la temporada en apenas tres minutos y me dije a mi mismo: “este Granjero, al final, ha molado”. Es verdad, ha sido diferente. Quizás menos extremo, puede que más fingido pero señores y señoras nadie puede negar las buenas dosis de tensión, carcajadas, gritos, diversión y vergüenza ajena vividas, ingredientes únicos y pilares indiscutibles que distinguen a los realities bodrios de los clásicos, a los históricos de los anecdóticos. Ayer Granjero empezó brillantemente pero poco a poco a medida que intuíamos el fin se fue deshinchando. Es algo premeditado. Se acerca el fin para todos los adictos y nuestro cuerpo nos está preparando para que el golpe no sea tan duro. Es así, asimilémoslo, Granjero Busca Esposa ha terminado. La prórroga la veremos la semana que viene, ahí estaremos puntualmente disfrutando de sus migas y preguntándonos ¿habrá un Granjero Busca Esposa 4?
He aquí mis highlights y pensamientos de ayer:
Pedro Forever.
Pedro, te echaremos de menos. Para mi Pedro ha sido el claro triunfador de este programa. El David Escur de 2010. En el extraño programa de ayer Pedro no hizo más que bordar sus 10 días de convivencia. Primero sacó la reflexión y conclusión más inteligente de todos los Granjeros de esta edición: “me he dado cuenta que necesito la compañía de más gente para estar más contento” dijo el de Vezdemarbán. Pedro se ha dado cuenta de que la soledad en la granja tiene una alternativa llena de luz y de color, lo ha aprovechado y ha sido el único que ha visto en sus candidatas a verdaderas compañeras de viaje. Por eso y en agradecimiento en vez de plantarlas, insultarlas o amenazarlas quiso homenajearlas con una rondalla lacrimógena. La improvisada orquesta del pueblo cantó a las chicas el “Clavelitos de mi corazón”, momento alucinante que acabó en llanto comunal en Zamora y me imagino que en alguna de vuestras casas. “Qué más da que el mundo me vea llorar, si ya me han visto en calzoncillos” espetó nuestro héroe, qué bonito y qué cierto. Las chicas se dieron cuenta que Pedro pese a sus rarezas, pese a no lavarse los dientes y hacerlas dormir juntas había sido un magnífico anfitrión. Dicharachero y divertido y sobretodo encantador. Ayer estuvo inspirado. Su hidráulico volvió a provocarle, se partió la caja imaginando “las 6 tetas de María como las perras o las marranas”, frase que dejó estupefacta a mi madre que estaba presente. ¿Este es el programa que tanto os gusta? me preguntó asustada. Sí, mamá es este y estoy enganchado. Tal y como dijo Amara Pedro está “poco actualizado para este mundo” y es precisamente eso lo que le hace ser único. Increíble la imagen de ayer en el salón de su casa rememorando momentos de la covivencia con las chicas mientras jugaba con un matamoscas. Onírico y chocante a partes iguales.
Su metalenguaje, su gramática cerebral, sus reacciones y su extravagante positivismo ha sido desde luego lo más entretenido de esta edición. Además su granja nos dejó una de las imágenes más preciosas de esta edición, permítanme que me ponga cursi pero las imágenes de los burros zamoranos mientras sonaba el “Hong Kong Garden” de Siouxsie and The Banshees, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, fue apoteósico. Gracias Pedro.
Tostón del copón en Albacete.
Ya no le podemos pedir más a esta granja. Fue tan el nivel de tensión, tal la borrachera de violencia y furia de la semana pasada que es comprensible que las penúltimas imágenes en Albacete nos parecieran un tostón de primera. Y es que no pasó nada. Sólo la música disimuló la poca emoción que transmitieron Silvia y Priscilio ejerciendo de nuevos enamorados. Primero sonó el “Lollipop” de Mika y mientras oíamos la voz de castrati del inglés en la pantalla veíamos a un torpe Priscilio dando saltitos por un riachuelo ataviado con un polo rosa. Muy descriptivo desde luego. En otro de esos saltos violentos de granja a granja los guionistas pasaron de los entretenidos cambios de humor de Sergio a la comatosa pseudo felicidad de la aburrida pareja mientras sonaba el Oh Darling de los Beatles. En casa nos emocionó y nos sorprendimos todos cantando al unísono el hitazo de los de Liverpool. Es la emoción que contagia Granjero. Sólo dos cosas más, destacar la última puya vengativa de Inma con ese “mucho no van a durar” (qué maja) y el regalo de Priscu a las chicas: Un ramo de flores molesto y jodido para viajar como él solo. El Domingo, cuando las chicas se montaron en la furgoneta por primera vez en 8 programas vimos a Priscilium con rostro relajado, ¡por fin!, debió pensar. Descanse en paz Priscilio.
Angstonio Agónico.
Angstonio dejó en mí un poso triste. Me divertí como un enano de nuevo en su granja pero reconozco que su cuelgue acosador por Cristina me dejó con una extraña sensación. Angstonio es un bruto. En el establo después de beber leche directamente de la teta de la vaca y de ponerle el nombre de su amada a una ternera recién nacida volvió a las andadas. Se arrastró e intentó por todos los medios que Cristina, la mujer que ni siente ni padece, cayese finalmente a sus pies. Para ello hizo de silla humana a cuatro patas cuando Cristina se cansaba y se deshizo en piropos torpes que no valieron para nada. La llevó en carroza, le dijo “no te vayas”, “te necesito”, “te quiero”, “madre Mia” y “te espero”. La miró fijamente asombrado y le soltó un romántico “Estás distinta, hoy estás guapa” y al despedirse el muy gromenauer le regaló la mitad de un corazón mientras espetaba un inadecuado “siempre juntos”. En fin, que ni siquiera el bombazo de canción de “Buenas cosas mal dispuestas” de La Buena Vida pudo convertir el momento de acoso del oso amoroso en algo medianamente romántico. Cristina al final se despidió con un “hay un trocito de mi corazón aquí en Pozoblanco” pero por supuesto no se quedó en Córdoba. El hombretón de la triple nuca lloró como un alma en pena y fin de la historia. ¿Volverá Cristina a la granja? Yo le pido que si lo hace lo haga por amor y sino que nos ahorre a todos el mal trago. Por cierto, ¿alguien se fijó en las uñas de Cristina? Arrrg.
Paz en Burgos.
Al final después de mucha guerra el sentido común se apropió de la granja burgalesa. El hombre de tono pausado y ademanes ansiolíticos habló con Safita y se acercó a Silvia y los tres parecieron satisfechos de su experiencia en la granja. Safita, que eligió un mal día para ponerse tanga hizo las paces con todo el mundo, reconoció que es una mujer con carácter y le dijo a Julián algo buenísimo: “A veces estás ausente”. Silvia congenió más con el granjero, quedaron en verse, lloraron y se magrearon. Pese a reconocer que Julián tiene días incluso en el mismo día tiene momentos (buenísimo) y haber conocido a 10 julianes diferentes creí divisar una chispa entre ambos. No sé si de amor o de amistad. Al final la anarco-indie bipolar ha demostrado ser una tía legal y cuerda por eso no es de extrañar que como todos nosotros se sorprendiera con el regalo final de Julián, un sospechoso abre-cartas puñal. Silvia sonrió pero en su cara leímos que no entendió nada. Se debió preguntar, ¿pero no tienes email? ¿facebook?
El terrible Ramón.
Se comentaba en el encendido panel de comentarios de este blog que Ramón estaba quemado con la productora. Que había sido manipulado y maltratado. Lo estuviera o no nada justifica el comportamiento de la última performance del barcelonés. Ramón estuvo mal. Perdió los papeles, se le fue la olla. La ira le transformó, echó broncas durísimas y dolorosas contra las chicas y desvió su inconformismo con las normas del programa desahogándose con Floriance y Cheli, dos de las chicas más majas de esta edición. A Floriance le dijo “si fueras vegetariana estarías más delgada”, una falta de tacto injustificada y a Cheli la destrozó por enésima vez a base de mamporros verbales. Esto es lo que vimos ayer, ni más ni menos. Yo que había sido un defensor del saber vivir del de Lleida me he quedado sin argumentos, me he rendido a la evidencia. No quiero indagar más, el programa se acaba pero reconozco que tengo una curiosidad insana por saber lo que convirtió a Ramón en un demonio, ¿o es que simplemente es así?
Rebelión en la granja.
Me llamaréis loco, me tacharéis de pro-violento pero mi granja favorita del domingo y con la que más vibré fue con la de Sergio, al que ya calamos la semana pasada. Las primeras tomas de Sergio, ataviado con ese imposible chándal blanco de acrílico, mascando chicle como un mandril y andando cabreado intuían una noche repleta de tensión. Los primeros improperios cayeron enseguida mientras la pantalla de mi televisor se encogía y salían unos anuncios que daban mucho miedo con unos tipos muy feos de "Los Pilares de la Tierra". Sergio después de todo el mal rollo acumulado decidió llevar a las chicas de visita a un enclave turístico clásico, el parque de Balcárceno donde en vez de dar de comer a las jirafas y tocar trompas de elefante se dedicaron a despellejarse. La grandísima Alba se animó a agarrar una pitón que tensísima por el mal rollo que desprendían los humanos cagó ahí delante en directo un ñordo gigante a medio camino entre un huevo estrellado y un aborto, bastante desagradable. Una cagada padre que anticipaba lo que todos sabíamos, la combinación humana de Cantabria fue una maravillosa cagada. Ya en el coche y luego en casa se sucedieron más insultos y descalificaciones la mayoría de ellas bastante chungas. Sergio se cagó en Dios 17 veces, llamó puta cínica a su antaño amada Marta y se justificó diciendo que "en el pueblo somos de otra forma" como si ser de pueblo le diera licencia a pasarse tres pueblos y comportarse como un potro desbocado de pajareo en un parking. Entre tanto alboroto resurgió la figura de la grandísima Alba, repito, merecedora de un reality propio, hablando claro y alto sobre la situación: "No aguanto a este tipo, me voy de aquí". Lo mejor es que se fue y reconoció que lo que más le apetecía era ver a su chiuaua Rapunzel en el aeropuerto. Luego Sergio para rematar el día patrocinado por Cantabria llevó a las chicas a una exhibición de deportes rurales bastante brutos donde se cortan troncos con hachas, se camina sobre pértigas y se empujan rocas pesadas, ideal para liberar tensión y admito que muy entretenidos de observar. La pitiminí de Alba al ver el panorama y ya quemada por la insoportable existencia de Sergio soltó otra sentencia incosnciente de las suyas "me quiero ir a Barcelona con mis diez dedos" y se fue, dejando sola ante el peligro a la suicida de Inma, premio a la paciencia y al saber estar.
He aquí mis highlights y pensamientos de ayer:
Pedro Forever.
Pedro, te echaremos de menos. Para mi Pedro ha sido el claro triunfador de este programa. El David Escur de 2010. En el extraño programa de ayer Pedro no hizo más que bordar sus 10 días de convivencia. Primero sacó la reflexión y conclusión más inteligente de todos los Granjeros de esta edición: “me he dado cuenta que necesito la compañía de más gente para estar más contento” dijo el de Vezdemarbán. Pedro se ha dado cuenta de que la soledad en la granja tiene una alternativa llena de luz y de color, lo ha aprovechado y ha sido el único que ha visto en sus candidatas a verdaderas compañeras de viaje. Por eso y en agradecimiento en vez de plantarlas, insultarlas o amenazarlas quiso homenajearlas con una rondalla lacrimógena. La improvisada orquesta del pueblo cantó a las chicas el “Clavelitos de mi corazón”, momento alucinante que acabó en llanto comunal en Zamora y me imagino que en alguna de vuestras casas. “Qué más da que el mundo me vea llorar, si ya me han visto en calzoncillos” espetó nuestro héroe, qué bonito y qué cierto. Las chicas se dieron cuenta que Pedro pese a sus rarezas, pese a no lavarse los dientes y hacerlas dormir juntas había sido un magnífico anfitrión. Dicharachero y divertido y sobretodo encantador. Ayer estuvo inspirado. Su hidráulico volvió a provocarle, se partió la caja imaginando “las 6 tetas de María como las perras o las marranas”, frase que dejó estupefacta a mi madre que estaba presente. ¿Este es el programa que tanto os gusta? me preguntó asustada. Sí, mamá es este y estoy enganchado. Tal y como dijo Amara Pedro está “poco actualizado para este mundo” y es precisamente eso lo que le hace ser único. Increíble la imagen de ayer en el salón de su casa rememorando momentos de la covivencia con las chicas mientras jugaba con un matamoscas. Onírico y chocante a partes iguales.
Su metalenguaje, su gramática cerebral, sus reacciones y su extravagante positivismo ha sido desde luego lo más entretenido de esta edición. Además su granja nos dejó una de las imágenes más preciosas de esta edición, permítanme que me ponga cursi pero las imágenes de los burros zamoranos mientras sonaba el “Hong Kong Garden” de Siouxsie and The Banshees, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, fue apoteósico. Gracias Pedro.
Tostón del copón en Albacete.
Ya no le podemos pedir más a esta granja. Fue tan el nivel de tensión, tal la borrachera de violencia y furia de la semana pasada que es comprensible que las penúltimas imágenes en Albacete nos parecieran un tostón de primera. Y es que no pasó nada. Sólo la música disimuló la poca emoción que transmitieron Silvia y Priscilio ejerciendo de nuevos enamorados. Primero sonó el “Lollipop” de Mika y mientras oíamos la voz de castrati del inglés en la pantalla veíamos a un torpe Priscilio dando saltitos por un riachuelo ataviado con un polo rosa. Muy descriptivo desde luego. En otro de esos saltos violentos de granja a granja los guionistas pasaron de los entretenidos cambios de humor de Sergio a la comatosa pseudo felicidad de la aburrida pareja mientras sonaba el Oh Darling de los Beatles. En casa nos emocionó y nos sorprendimos todos cantando al unísono el hitazo de los de Liverpool. Es la emoción que contagia Granjero. Sólo dos cosas más, destacar la última puya vengativa de Inma con ese “mucho no van a durar” (qué maja) y el regalo de Priscu a las chicas: Un ramo de flores molesto y jodido para viajar como él solo. El Domingo, cuando las chicas se montaron en la furgoneta por primera vez en 8 programas vimos a Priscilium con rostro relajado, ¡por fin!, debió pensar. Descanse en paz Priscilio.
Angstonio Agónico.
Angstonio dejó en mí un poso triste. Me divertí como un enano de nuevo en su granja pero reconozco que su cuelgue acosador por Cristina me dejó con una extraña sensación. Angstonio es un bruto. En el establo después de beber leche directamente de la teta de la vaca y de ponerle el nombre de su amada a una ternera recién nacida volvió a las andadas. Se arrastró e intentó por todos los medios que Cristina, la mujer que ni siente ni padece, cayese finalmente a sus pies. Para ello hizo de silla humana a cuatro patas cuando Cristina se cansaba y se deshizo en piropos torpes que no valieron para nada. La llevó en carroza, le dijo “no te vayas”, “te necesito”, “te quiero”, “madre Mia” y “te espero”. La miró fijamente asombrado y le soltó un romántico “Estás distinta, hoy estás guapa” y al despedirse el muy gromenauer le regaló la mitad de un corazón mientras espetaba un inadecuado “siempre juntos”. En fin, que ni siquiera el bombazo de canción de “Buenas cosas mal dispuestas” de La Buena Vida pudo convertir el momento de acoso del oso amoroso en algo medianamente romántico. Cristina al final se despidió con un “hay un trocito de mi corazón aquí en Pozoblanco” pero por supuesto no se quedó en Córdoba. El hombretón de la triple nuca lloró como un alma en pena y fin de la historia. ¿Volverá Cristina a la granja? Yo le pido que si lo hace lo haga por amor y sino que nos ahorre a todos el mal trago. Por cierto, ¿alguien se fijó en las uñas de Cristina? Arrrg.
Paz en Burgos.
Al final después de mucha guerra el sentido común se apropió de la granja burgalesa. El hombre de tono pausado y ademanes ansiolíticos habló con Safita y se acercó a Silvia y los tres parecieron satisfechos de su experiencia en la granja. Safita, que eligió un mal día para ponerse tanga hizo las paces con todo el mundo, reconoció que es una mujer con carácter y le dijo a Julián algo buenísimo: “A veces estás ausente”. Silvia congenió más con el granjero, quedaron en verse, lloraron y se magrearon. Pese a reconocer que Julián tiene días incluso en el mismo día tiene momentos (buenísimo) y haber conocido a 10 julianes diferentes creí divisar una chispa entre ambos. No sé si de amor o de amistad. Al final la anarco-indie bipolar ha demostrado ser una tía legal y cuerda por eso no es de extrañar que como todos nosotros se sorprendiera con el regalo final de Julián, un sospechoso abre-cartas puñal. Silvia sonrió pero en su cara leímos que no entendió nada. Se debió preguntar, ¿pero no tienes email? ¿facebook?
El terrible Ramón.
Se comentaba en el encendido panel de comentarios de este blog que Ramón estaba quemado con la productora. Que había sido manipulado y maltratado. Lo estuviera o no nada justifica el comportamiento de la última performance del barcelonés. Ramón estuvo mal. Perdió los papeles, se le fue la olla. La ira le transformó, echó broncas durísimas y dolorosas contra las chicas y desvió su inconformismo con las normas del programa desahogándose con Floriance y Cheli, dos de las chicas más majas de esta edición. A Floriance le dijo “si fueras vegetariana estarías más delgada”, una falta de tacto injustificada y a Cheli la destrozó por enésima vez a base de mamporros verbales. Esto es lo que vimos ayer, ni más ni menos. Yo que había sido un defensor del saber vivir del de Lleida me he quedado sin argumentos, me he rendido a la evidencia. No quiero indagar más, el programa se acaba pero reconozco que tengo una curiosidad insana por saber lo que convirtió a Ramón en un demonio, ¿o es que simplemente es así?
Rebelión en la granja.
Me llamaréis loco, me tacharéis de pro-violento pero mi granja favorita del domingo y con la que más vibré fue con la de Sergio, al que ya calamos la semana pasada. Las primeras tomas de Sergio, ataviado con ese imposible chándal blanco de acrílico, mascando chicle como un mandril y andando cabreado intuían una noche repleta de tensión. Los primeros improperios cayeron enseguida mientras la pantalla de mi televisor se encogía y salían unos anuncios que daban mucho miedo con unos tipos muy feos de "Los Pilares de la Tierra". Sergio después de todo el mal rollo acumulado decidió llevar a las chicas de visita a un enclave turístico clásico, el parque de Balcárceno donde en vez de dar de comer a las jirafas y tocar trompas de elefante se dedicaron a despellejarse. La grandísima Alba se animó a agarrar una pitón que tensísima por el mal rollo que desprendían los humanos cagó ahí delante en directo un ñordo gigante a medio camino entre un huevo estrellado y un aborto, bastante desagradable. Una cagada padre que anticipaba lo que todos sabíamos, la combinación humana de Cantabria fue una maravillosa cagada. Ya en el coche y luego en casa se sucedieron más insultos y descalificaciones la mayoría de ellas bastante chungas. Sergio se cagó en Dios 17 veces, llamó puta cínica a su antaño amada Marta y se justificó diciendo que "en el pueblo somos de otra forma" como si ser de pueblo le diera licencia a pasarse tres pueblos y comportarse como un potro desbocado de pajareo en un parking. Entre tanto alboroto resurgió la figura de la grandísima Alba, repito, merecedora de un reality propio, hablando claro y alto sobre la situación: "No aguanto a este tipo, me voy de aquí". Lo mejor es que se fue y reconoció que lo que más le apetecía era ver a su chiuaua Rapunzel en el aeropuerto. Luego Sergio para rematar el día patrocinado por Cantabria llevó a las chicas a una exhibición de deportes rurales bastante brutos donde se cortan troncos con hachas, se camina sobre pértigas y se empujan rocas pesadas, ideal para liberar tensión y admito que muy entretenidos de observar. La pitiminí de Alba al ver el panorama y ya quemada por la insoportable existencia de Sergio soltó otra sentencia incosnciente de las suyas "me quiero ir a Barcelona con mis diez dedos" y se fue, dejando sola ante el peligro a la suicida de Inma, premio a la paciencia y al saber estar.
Este fue el desconcertante programa de ayer. Quemazón generalizado y nulo rastro de amor en un programa irregular que pese a todo mantiene con notable a Granjero Busca Esposa 3. Y la semana que viene ya veremos, yo mantengo la emoción porque en el programa final está mi momento favorito de todas las temporadas, aquel en el que los Granjeros se juntan en un mismo plano y comentan la jugada. Solo por ese plano merece la pena vivir.