Justo cuando empezaba a perder la fe en la televisión
española va y aparece un monumento catódico de primer orden. Para los que nos
gusta la televisión en directo las épocas de sequía televisiva, la falta de programas
a los que engancharse, son durísimas. Un suplicio. Yo estaba sufriendo esa
angustiosa sequía hasta que llegó esta obra maestra llamada ¿Quién quiere
casarse con mi hijo? Es verdad, existe internet y la televisión a la carta pero
no es lo mismo. Esperar ansiosamente tu programa favorito durante una semana le da sentido al día a día. ¿Quién quiere
casarse con mi hijo? me ha devuelto esa tensión, esa emoción y alegría de vivir
que provoca un reality maestro que te encanta. Si además el programa rebosa
situaciones vergonzantes, todo lo que se dice en él son titulares y sus protagonistas son
versiones mejoradas de los especímenes de Hombres Mujeres y Viceversa para
mi ya es suficiente motivo para proclamar: ¡NUEVO programa favorito!
¿Quién quiere casarse con mi hijo? es la perfecta mezcla de
dos programas que están en mi Top Ten Catódico del Siglo XXI. El primero es Parental
Control, ese criminal show de la MTV donde padres y madres que odian a las
novias de sus hijos montan citas con el
deseo de que rompan con sus parejas. Y segundo, I Love Escassi ese infravalorado
show de Cuatro donde Álvaro Muñoz Escassi buscaba una novia y encontró una
divertidísima orgía de polvos y celos. En resumen, madres sobreprotectoras y hombres
mujeres y viceversa con feromonas disparadas, las unas por cazar al guapo y los
otros por mojar el churro lo que se pueda y cuanto antes. Impecable y efectiva línea
argumental, suficiente para convertirse en un clásico instantáneo para todos nosotros, los amantes de la telerealidad más vergonzante.
El programa engancha, te sonroja, te provoca y te sacude y
parte de la culpa la tiene un acertadísimo casting compuesto por jóvenes de
nuestro tiempo: un gay bonachón y sin demasiada pluma (mi categoría de gay favorito),
un hombre musculado que habla todo el rato de lo bueno que está, otro exactamente igual pero
más límite, un informático virgen y un burgués de 45 años. Un all-star de candidatos escoltados por sus esperpénticas y sobre-protectoras madres y enfrente, un elenco
variopinto y extremo de mujeres dispuestas a conseguir a su presa a cuchillazos
o tortazos, a perder su dignidad y a comerse las babas las unas de las otras. En
definitiva, un cocktail molotov que promete, un polvorín de magreos y celos sin
sentido, un bomba atómica que acaba de empezar. Todavía están a tiempo de
engancharse. Incompresiblemente los Lunes
(Cuatro a las 22:30) se han convertido en mi día de la semana favorito,
la culpa la tienen estos adorables mequetrefes:
Daniel y Pilar, la
anti-negra.
Daniel es un informático que dice ser virgen y tiene pinta
de pelársela a todas horas. Cuando juega a la consola hace ruidos muy raros. Parece
un chaval divertido, lleva camisetas de Muse, de la Selección y los Beatles y su chica ideal es
“una pija indie, de esas que van con Converse y vestiditos”. Es un buen chaval.
Pilar, su madre, parece salida de una película de Almodovar (de hecho es
idéntica a una actriz de Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios que ahora no
me acuerdo como se llama). Almodovariana pero mala como un demonio. Cualquiera
de nosotros con una madre así habríamos acabado pegando tiros a nuestros
compañeros de clase o siendo reputado cabecilla de un comando Skinhead que da
palizas a inocentes. Han pasado dos episodios y ya no la soporto pero al mismo
tiempo me apetece que salga y suelte alguna barbaridad de las suyas. Ha dicho
algunas muy políticamente incorrectas que han incendiado twitter. Yo me quedo
con esta: “¿Pero es negra? Bueno, las de
la Republica Dominicana son diferentes a las de África. No sé, esas me huelen
mal. Es algo que me rechaza. Las veo que tienen muchos granos. Pero lo que sí me
gustan son los niños, los veo en el carricoche, son muy monos, como Conguitos”. Su
anti-negrismo es de otra época, de aquellas señoras que sólo habían visto
negros en las películas. De tan extremo es casi chistoso. No tiene nada que ver
pero me recuerda a mi abuela que se enfadaba conmigo y mi hermano cuando le
confirmábamos que el Príncipe Felipe se iba a casar con una negra. Pilar, como mi abuela (y salvando las distancias) son
mujeres de otra época. En fin, que Pilar es una chalada a la que no le van ni
los de otras tribus (se le escapó cuando quería decir "razas") ni los góticos. El
Sistema Gótico como lo llama ella y que por cierto me encanta como suena, es
algo que siempre le ha causado rechazo. Y
es que una de las candidatas de su hijo es gótica. Clara aparte de gótica es
tanato-esteticista y odia a la gente, no es coña. Clara define así porque le gusta su trabajo “Me gusta maquillar difuntos, lo que no me
gusta es hablar con la gente, a mi la gente no me cae bien. En mi trabajo no
tengo que hablar con nadie, nadie se me va a quejar.” Clara tiene una cruz
invertida tatuada y un inenarrable tatuaje en toda la espalda donde aparece una chica
degollada a la que le sale un chorro caudaloso de sangre que inunda su siniestro lomo. Como comprenderán, Pilar la anti-negra que está en contra del
Sistema Gótico está encantada con la candidata. La favorita es una sosa muy
guapa que se llama Jeniffer que su dato más apasionante por ahora es que le
gusta el Singstar de Disney. En casa nos gusta una que está opositando a policía a la que le gustan los lubricantes de piña y la postura del perrito.
José Luis y Toya
Protocolo.
José Luis y Toya son hijo y madre aunque parecen marido y
mujer. Toya es viuda de diplomático, ha bailado flamenco con Sadam Hussein (lo vi en Sálvame) y ha
vivido en 14 países. De poco le ha servido tanto mundo porque es la prototípica
señora del barrio de Salamanca más rancio y antiguo. Ella es radical, está las
24 horas aireando que pertenece a una clase social superior que requiere unas
formas y un protocolo (una palabra que le encanta), por eso quiere una mujer del
PP y del Real Madrid para su hijo, sin piercings, ni tatuajes. José Luis desprende y transmite calma, es un
caballero y cae bien. Tiene 45 palos y vive con su madre pero se le nota feliz
consigo mismo. Lo mejor de madre e hijo es oírles hablar y discutir, son muy
cómicos. José Luis ha descartado a un par de candidatas rinoceronte, a una
salada que bailaba burlesque y se ha quedado con una esbelta negra cocinera que
ha Toya le da arcadas. Toya para intimar un poco con las
pretendientas de su hijo se las llevó a su cirujano plástico, por cierto su lugar de trabajo parecía una clínica clandestina, e hizo que se desnudaran para verlas en
cueros, indefensas y así poder charlar relajadamente. A cada una le preguntó qué se
cambiaría de su cuerpo, sin duda, una singular y exótica cita para conocer un poco
más a la que puede ser la esposa de su bendito hijo. Toya guarda un parecido
físico increíble con Doña Rogelia y por ahora, por ser extrema y víbora, es una
de las revelaciones y grandes “must” del show.
De esas personas que no sabes si odias o amas a muerte, todavía es
demasiado pronto. Ya veremos.
Luis Ángel y Mari
Carmen
Luis Ángel es gay y su madre, que parece prima hermana de Chelo García Cortés, lo lleva bien. Estos son otros
que me encanta cuando hablan entre ellos, parecen unos mejores amigos. Luis
Ángel busca el amor verdadero, a un chico que no le guste la noche y que no tenga demasiada pluma. Ambos se han enamorado de Juan Carlos, un chico que es exactamente igual que Luis
Ángel y que para mi acaban casados y adoptando un churumbel. Los demás son un elenco de gays bastante variopinto: la mariquita mala,
el árabe fibroso, uno que es stripper pero no lo dice, el tatuado… Ya ha habido
broncas, en el Mercado de San Antón del barrio de Chueca ya hemos vivido el
primer enfrentamiento, bastante bochornoso por cierto. Cristopher estalló por culpa de la maldad de Jesús
Valiente, la típica mariquita mala metomentodo y retorcida además de grimosilla
y blandilla. Jesús Valiente saco toda su artillería y tensó al máximo a los
presentes con sus gestos de señora y su cara de mal follado. Jesús Valiente ya
ha sido eliminado, dos programas le bastaron para caernos mal a todos. Antes de
irse advirtió a Luis Ángel sobre historias truculentas e informaciones que él
tenía de otros concursantes que si se desvelaban se iba a acabar el mundo. Por un momento se creyó un
colaborador más de “Hormigas Blancas”, pobre. Por lo demás muy cómico el momento
pre-orgia del baño con 8 bigardos musculados metiéndose en una estrecha sauna dando saltitos.
Luis ha elegido a cuatro candidatos que se irán con él y su madre a su casa de
Bilbao. Como muchos habréis intuido ahí, en Bilbao, habrá más de una pareja.
Buena pinta. Por cierto, Mari Carmen
también es anti otras razas. Yo de momento me declaro Pro-Mohamed que es un moro ceutí muy
majo repudiado por la madre.
Rubén y su madre.
Rubén es uno de mis preferidos por el nivel de vergüenza
ajena que alcanzo cada vez que le veo. Se define como “muy extrovertido, muy
speaker”, le encanta que le llamen Ken (por su "parecido" con el novio gay de Barbie) y está
enamorado de sí mismo, de hecho se cree Brad Pitt. Rubén se ve muy moderno y rompedor en su forma
de vestir, según su madre lo que él se pone al día siguiente está de moda. Yo cuando lo veo me recuerda a un maniquí de boutique de moda de
Cuatro Caminos. Es el clásico tipo que por lo menos yo sólo veo en televisión y
que podría perfectamente ser un buen
concursante de “Mujeres Hombres y Viceversa”, un azafato del Telecupón o un marica en bañador rojo de esos que sacaba José Luis Moreno en sus programas. Un tipo muy pero que muy extremo. Muy grandes
también sus candidatas. Lástima que no eligió a la fea que superflipaba porque
era igual que Rubén y fíjate tú que la llamaban “Barbie”. También me dio pena
que no eligiera a la freak griega que escribía poemas en vez de salir de marcha. La madre de Rubén está enamorada de su hijo,
como casi todas las madres de este programa, y que no para de decir “que te cagas”. Si miras fijamente a Rubén se convierte en
Fonsi Nieto, Rubén sería la versión He-Man del reputado DJ Fonsi.
David, químico de día y stripper de noche.
David tiene muchos músculos, está salidísimo y convencido de que es de una raza superior por ser químico y estar bueno. Es tan extremo que engancha, yo quiero que salga todo el rato. Quizás lo mejor de este candidato sean las lobas que se presentaron al casting. 6 fieras dispuestas a todo. Ya ha habido un par de vergonzantes escenas de celos y por supuesto también morreos y magreos de todo tipo. Super-David ha besado a cuatro y lo mejor, todas creen que es porque ha visto algo en ellas no porque el tipo esté exprimiendo su 15 minutos de fama en el programa. Como os decía, soy fan de sus pretendientas. Raquel, que desgraciadamente ya no está, es una energúmena de 34 años que aparenta una década más. Fue la primera que se besó con él para luego caer en un loop de celos y escenas de quinceañera psycho que voy a echar de menos. Luego está Sandra que ha sido actriz porno y tiene pinta de estar en celo todo el rato. Sus gestos, sus posturas y sus miradas de Tigresa destilan sexo cochino, es exageradísima y gracias a Dios no se ha ido. Memorable la escena de la sauna, qué tensión sexual, qué frotamientos más profesionales, qué manera de ganarse un puesto. Muy fan. Luego hay una doble de Sonia Monroy y una joven de 20 años que ya se ha enfrentado a dos de ellas. Como ven, una bomba apunto de estallar. Y luego está Julia, la madre de David, la clásica madre que sale de marcha con su hijo y va de moderna y extrovertida y se ha operado las tetas. A Julia le dio mucha pena que David no escogiera a una que había tenido un lio con uno del Real Madrid, lo veía como de mucha categoría eso de liarse con uno del Madrid. Como os decía, es todo insuperable. Espero con ansia más imágenes en la casa de David Olid.
Ya saben, si son de los que aman los realities vergonzantes y lo que los intelectuales llaman telebasura puede que estén ante uno de sus programas favoritos.
Me voy. Ya quedan menos de 24 horas para el próximo programa. Bien. Nervios.