Una cosa está clara, las granjeras saben que la que más se arrime se lleva el pescao. Los besos con lengua y los tocamientos han llegado bien pronto en esta edición, hasta se han visto mozas en corsé y bragas restregándose en paquetes granjeros. El subidón sexual y el descaro manifiesto ha tensado el concurso y eso ha provocado que empiecen a brotar los celos, las envidias, las malas caras y los primeros síntomas de caracteres un tanto desviados. La locura se avecina (¡bien!), la guerra por los hombres de neardenthal acaba de empezar (¡mejor que bien!). He aquí el Top de desquiciadas de esta edición, con esto y con el deseo de que no abandone ninguna les dejo por hoy.
1. Dafne, la anti-compañera del de Motril.
Está claro que esta andaluza no tenía que haber dejado la medicación antes de entrar al concurso. Lleva tres día y ya quiere tener hijos y casarse. Después de ser humillada declaró que había sido uno de los días más felices de su vida. Quiere quedarse con Carlos a toda costa pero él que presume de ser muy sincero (¿hay algo peor que presumir de sinceridad?) la tiene cruzada. Posee un sentimentalismo exageradísimo que roza lo paranoide. Llora a todas horas, cansa mucho al espectador y su disfuncionalidad mental nos dará muchas alegrías.
Grado de peligrosidad: altísimo.
2. Mónica y Ana, las chicas de Alberto.
Era de esperar, el entretenido triángulo Aitor-Ana-Edurne del año pasado se repite. Alberto y la sudaca ya son pareja y en dos días ya se han morreando como adolescentes ante la atenta mirada de una pobre mujer que no tiene nada que hacer pero que aguantará casi hasta el final estoicamente. Acabará loca y humillada, Alberto la insultará y la diabólica sudaca hará que sus días en la granja sean un infierno. Ana no perdió el tiempo, salieron por la noche, tomaron dos rones y empezó el sobeteo. Alberto está salidísimo. Sigue sudando mucho y aunque sólo llevamos 4 programas ya ha repetido camiseta la camiseta Chevignon naranja butano en dos de ellos.
Grado de espectáculo: altísimo.
3. La madre de Natalia.
Divine se ha enamorado del insufrible encantador argentino. La verdad es que uno lo pasa mal viendo la táctica empalagosa del galansote latino. Divine chorrea cuando se pone pesado hablando de lo linda que es su hija y del brisho de los ojos y de las mejishas sonrosadas que denotan que ha sido muy felis. En fin, que acabará trincándose a la madre y mi teoría de que en un año será dueño y señor de la casa y la fábrica de queso de cabra se cumplirá. Olé por él.
Grado de desfalco: superior.
4. Josefina, la cuba caliente.
Caliente y caradura, mala persona y descarada. Al pobre Pedro le habla mal, le quiere obligar a casarse y ya está insinuando que se va a llevar a la granja a su madre vieja. Se le metió en la cama en bolas.
Grado de desfalco: notablemente alto.
5. Melanie, la panadera.
Pobre, a mi me da pena. La levantaron a las 4:30 para hacer pan y ya quiere ser panadera. No sé si fue la harina, el agua o el calor de los hornos pero no hizo más que repetir lo mucho que le había gustado la experiencia panera. No le entiendo.
Grado de imbecilidad: A+
6. Ivana y Elisabeth, las de Santi Escur.
Cansan. Una por sosa y otra por exagerada. Una tiene cara de cuesco yufa y la otra se pasa de infantil. Suerte que Santi el gallego es un perfecto caballero y como parece que a él lo del sexo ni fú ni fá pues no se decanta por los constantes e insufribles juegos de Elisabeth ni por el lineal comportamiento de la sin sangre.
¡Arriba el desquicie ajeno!, siempre que esté muy lejos.
PD: ¿Y os preguntaréis a quien mensajeaba la granjera Natalia? Pues yo se lo digo que me lo acaban de chivar en los comentarios del anterior blog:
¡¡¡¡A CARLOS EL DE MOTRIL!!!! No sólo eso, ESTÁN JUNTOS. Qué jevi!!!!!!