No hay espacio en un emocionado tweet ni en un inspirado estado de ánimo para describir lo que he vivido hoy en Madrid en el concierto de Vampire Weekend. Por eso, he decidido volver a estas páginas para deshagorarme y gritar lo alucinante que ha sido hoy su conciertazo. Para mi, cuando un concierto hace que se te vaya la cabeza a lugares insospechados es señal de concierto mítico, de clasicazo. Con estos 4 genios he creído estar en un baile de fin de curso neoyorkino de los 80, en una película de John Hughes, incluso he creído ver a Molly Ringwald entre el público, es todo completamente cierto. VW nos han sacudido con una lección. No me voy a poner a comparar porque me da pereza pero hoy me reafirmo, no existe un grupo tan bueno, tan jodidamente perfecto en el mundo como VW. Esas programaciones ochentoides, esos movimientos geniales, esos hits impecables, esos ritmos frenéticos y ese buen humor y perfecta educación escenil bastan para alzarlos a la liga de aquellos que marcan generaciones, que nunca envejecen y que serán reivindicados lo que queda de existencia humana, véase los Pixies, Talking Heads, The Cure, The Feelies... Ha sido una exhibición de un grupo perfecto en su mejor momento, y yo un afortunado por verlos. Como diría Jesulín de Ubrique: "en dos palabras, IM PRESIONANTE."
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